Cada uno se hace así mismo
CADA UNO SE HACE ASÍ MISMO
Contexto
Creé, hace muchos años, este curso de formación E-learning y lo impartí, desde Vigo, a directivos de diversos puntos de España que previamente habían realizado su suscripción al mismo. Te invito a ver los videos en los que me apoyé para impartirlo, que iré adjuntando a los diversos artículos que escriba en este blog sobre el mismo.
El curso original, (seguiré manteniendo la misma estructura de entonces) constaba de 5 apartados: 1. Introducción, 2. Visión de Helicóptero, 3. Liderazgo personal, 4. Liderazgo Organizacional, 5. El Líder Coach. Si estás interesado en el tema te invito a leer, en este mismo blog, los artículos que vaya escribiendo, con el título de Construyendo Líderes.
Cada uno se hace así mismo
Si hablamos de construirnos a nosotros mismos, si hablamos de cambios, lo primero que hay que aclarar es en qué medida este objetivo personal está bajo nuestro control personal. El otro parámetro que debe acompañar a todo objetivo personal que nos marquemos, es el que el objetivo sea ecológico, es decir, en que medida y con qué intensidad se va a producir e incidir en nuestro estilo de vida actual, que impacto va a tener en las personas que nos rodean y en nuestra vida en general. A estos dos parámetros hay que añadir los demás que acompañan a cada objetivo que nos marcan en las empresas: que sean medibles, pesables, evaluables, que nos permitan saber en todo momento si nos acercamos al mismo o retrocedemos, etc.
Lo dado y lo adquirido
La respuesta a la pregunta de arriba está
en los genes y en el ambiente y también entre el determinismo y el libre
albedrío.
A mí, desde un punto de vista pragmático, me gusta definir la libertad como el número
de opciones que una persona tiene ante una determinada situación. Decimos en el
coaching que si no tienes ninguna opción estas muerto; si solo tienes una
opción eres un esclavo; si tienes dos estás ante un dilema, lo cual llevamos
mal los humanos. Tendríamos que ser capaces de construir, ante cualquier situación que se nos presente, 3, 4 o 5 opciones para
movernos en la vida con un grado de libertad funcional y operativo.
Por lo que respecta a nuestra propia construcción podemos sintetizar lo que sabemos de la ciencia de esta forma:
un
80 % de las personas, tienen un 25% de influencia de lo dado (genes, no modificables) y un 25 % de influencia
de la educación temprana no modificable (lo adquirido). Le quedaría, por lo tanto, un 50% de
espacio de libertad para tomar decisiones propias y construirse a su medida.
Al 20% restante de personas les sucede que
debido a las condiciones de sus genes, o a su anómala educación temprana, le disminuye su grado de
libertad, por lo que este ya no llega al 50%.
Constrúyete a ti mismo
A todos nos suena aquello de “Conócete a
ti mismo”, como una frase, o mejor, un precepto, que se leía en el frontispicio
del Templo de Apolo. Hablamos, naturalmente, de la antigua Grecia, allá por el
año 500 antes de Cristo, de la ciudad de Delfos que estaba situada al pie del
monte Parmaso y en la cual se encontraba el templo, que era uno de los
principales centros religiosos de la Grecia de entonces.
En aquellos tiempos se consideraba a
la persona como un “ser inmutable”. Hoy en día, la ciencia nos dice todo lo
contrario. Sostienen que cada uno de nosotros se está haciendo permanentemente
cada día, desde que nace hasta que se muere. Si Sócrates viviese hoy, es
probable que no cogiera el precepto del Templo de Apolo como guía
moral y lema de vida, como camino a seguir para alcanzar la propia madurez el “Conócete a ti mismo”. Lo cambiaría por otro de podría decir: “Constrúyete a ti
mismo”. En aquellos tiempos no conocían lo que hoy sabemos, gracias
a la ciencia, del cerebro humano: que cambia constantemente, que su bioquímica,
su anatomía y fisiología, cambia día a día en función de sus interacciones con
el entorno, con el medio ambiente en el que se desenvuelve.
Yo
creo que ya lo intuían los antiguos griegos cuando nos decían aquello de “nunca
te bañarás dos veces en el agua del mismo río” (cito de memoria, no
sé si literalmente, pero si en esencia). A esto hoy la ciencia le llama
“Plasticidad del Sistema Nervioso Central” y que supone que todo conocimiento,
información, percepción sensorial que entra en el cerebro, opera en alguna
medida, cambiándolo. Si vais a un curso, no sois los mismos el
primer día de curso que el último. De aquí que los cursos ¡siempre valen para
algo! Por eso, a mi juicio, la formación no puede pensarse
exclusivamente al servicio de las necesidades y requerimientos del sistema
productivo. También, debe satisfacer necesidades de carácter cultural, social,
ético y sobre todo de desarrollo personal, que no responden de manera única a
las necesidades de los sistemas productivos, que también, sino a
necesidades humanas más amplias.
La cuestión clave es saber cómo cada uno de nosotros podemos utilizar y dirigir ese 50% que tenemos de libertad para construirnos y no dejarlo al azar.
Recuerda aquello de pasar del “yo soy yo y mis circunstancias” al “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.
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